Los efectos secundarios más comunes de estas vacunas son los síntomas que se sienten cuando el sistema inmunitario está trabajando muy duro. No son imprevistos. El cuerpo está creando una defensa contra el virus, y algunas personas sienten esa respuesta más que otras. Se prevé un poco de dolor en el brazo, como después de cualquier inyección, y algunas personas presentan fatiga, dolor en las articulaciones o músculos, o incluso quizá fiebre. Normalmente desaparecen en unos días y, en el caso de las vacunas que necesitan una segunda dosis, pueden ser un poco más fuertes tras la segunda inyección. Como con todos los medicamentos, hay siempre un riesgo de reacción alérgica. Ese riesgo es más alto en las personas con un historial de reacciones alérgicas, por lo que es muy importante hablar con el sanitario sobre todas las alergias que se padezcan y respetar el tiempo de observación después de recibir la vacuna, por si acaso. Las reacciones alérgicas graves son muy poco comunes, y suelen producirse en la primera media hora tras la vacuna, pero todos los centros de vacunación deben estar preparados para responder a una reacción alérgica, si se produce.
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